Feliz «Novidad»
Esto va sobre la Navidad en Publicidad.
No hay Novedades estas Navidades. Días de trabajar hasta tarde y pensar hasta nunca. La 1, las 2, y se hicieron las 3. Coleccionamos ajetreos, vueltas y revueltas. Dibujamos nuevos christmas y corremos hacia delante y hacia atrás.
Suena el teléfono y nos acongojamos. Valientes voluntarios voluntariosos descuelgan, escuchan, asienten, suspiran. “Sé que vamos tarde, pero… ¿me podrías hacer una campañita navideña?, Algo rápido, no te preocupes”.
Ambientemos: Play a la Banda Sonora Pesadilla Antes de Navidad.
Sí que nos hemos portado bien este año, pero estas cosas, sí que siguen pasando.
Empezamos a pensar en polvorones, turrones, canelones y escribir más y más felicitaciones, hasta exprimir la tinta de todas las cavilaciones. Por supuesto, no tenemos orientación de por dónde quieren ir. Los briefings son los padres.
Publicistas venidos a Elfos y Magos que con una sola noche de inspiración, tienen el deber de repartir un campañón, pues sino lo hacen, tocará carbón y empezará un nuevo culebrón.
Navidad, Navidad, dulce Navidad, para el publicista, la época de mayor productividad.
Las mágicas luces del árbol hacen su función, destellos inspiradores que se disfrazan de musas y susurran ideas de esas de las que las coges o las dejas. El silencio de las calles en alta
madrugada interrumpido por una sereno villancico altisonante y bondadoso que resuena a 3 calles colgado sobre la barandilla de un adornado balcón. Ahí está. Sí, al fin la ves venir. Viene de lejos pero viene. Viene LA IDEA. La tenemos. Un año más lo hemos vuelto hacer.
“Bendita sea mi agencia. Gracias por ayudarnos un año más y disculpadnos por las prisas. El año que viene seguro que lo preparamos con más tiempo”. Es lo que sueñas escuchar, pero te dejas llevar y recibes algo parecido a un verso agradecido.
La cena de empresa se acerca, expiaremos nuestros pecados en ella. El pecado de las improvisaciones. El pecado de no decir que no.
Como decía el letrista de la burra Rin Rin, yo me remendaba, yo me remendé.
Un año de estos nos remendamos todos juntos.
El año que viene, ante llamadas de última hora, diremos: “Feliz Novidad”, ¿o no?